Economía

¿Golpe a España o ascenso legítimo de Marruecos? Marruecos gana terreno en el mercado del aceite.

Marruecos consolida su papel como actor clave en el mercado del aceite de oliva ante los desafíos comerciales globales
En el contexto de una reconfiguración profunda de las relaciones comerciales globales, provocada por las medidas arancelarias de Estados Unidos contra productos de la Unión Europea, Marruecos ha emergido como un socio estratégico en el mercado del aceite de oliva. Este cambio no responde al azar, sino a una visión sostenida y a políticas agrícolas e internacionales inteligentes implementadas durante los últimos años.

Gracias a su histórica relación con Estados Unidos —recordemos que Marruecos fue el primer país en reconocer la independencia estadounidense y es un aliado estratégico fuera de la OTAN desde 2004— el Reino goza de un marco comercial preferente que favorece sus exportaciones. En comparación con los aranceles del 20 % aplicados al aceite de oliva español, los productos marroquíes enfrentan solo un 10 %, lo que ha despertado el interés de muchos actores internacionales.

Algunos medios han calificado este cambio como «un duro golpe para España». Sin embargo, desde una perspectiva global y realista, lo que estamos presenciando no es un ataque ni una competencia desleal, sino una consecuencia directa de decisiones geopolíticas y económicas.

España sigue siendo un líder mundial en producción de aceite de oliva, con una infraestructura y tradición sólidas. Marruecos, por su parte, no busca reemplazarla, sino aprovechar de forma legítima las oportunidades comerciales que se presentan, en el marco de un mercado global competitivo. Esta situación representa una invitación a todos los actores del sector —incluyendo España— a diversificar sus mercados y repensar sus estrategias de producción y exportación.

Con planes como el Plan Maroc Vert y su continuación, Generation Green 2020-2030, Marruecos ha apostado por modernizar su agricultura, diversificar sus cultivos estratégicos —como el olivo— e invertir en infraestructuras como almazaras y plantas de embotellado. Se espera un crecimiento de más del 30 % en la producción nacional de aceite de oliva en los próximos cinco años.

Además, en un gesto de responsabilidad nacional, el gobierno marroquí ha tomado recientemente la decisión de limitar temporalmente las exportaciones para proteger el mercado interno y frenar la subida de precios, una medida que subraya la importancia del equilibrio entre exportación y consumo local.

El fenómeno del nearshoring, en el que las empresas buscan producir más cerca de sus mercados, favorece también al Reino. Marruecos ofrece estabilidad política, bajos costos de producción, cercanía geográfica y una conectividad comercial ideal con Europa y América del Norte.

El ascenso de Marruecos como proveedor confiable de aceite de oliva no debe interpretarse como una amenaza, sino como una evolución lógica de un país que ha trabajado para fortalecer su economía y su integración internacional. Lejos de ser un “golpe”, es un reflejo de la dinámica cambiante del comercio global, donde hay espacio para todos los actores que apuestan por la calidad, la sostenibilidad y la cooperación económica.

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