Marruecos en Panamá: la diplomacia silenciosa que construyó una alianza
Por Aimane Reghais
En un mundo cada vez más interconectado, las alianzas diplomáticas ya no se miden solo por tratados formales, sino por la capacidad de construir relaciones con propósito. Así es como Marruecos y Panamá, dos países con realidades distintas pero ambiciones compartidas, han comenzado a trazar una hoja de ruta común.
Durante años, la relación bilateral fue distante. El reconocimiento panameño a un movimiento separatista en el Sáhara Occidental mantenía congelado todo intento de cooperación. La llegada de la embajadora marroquí Bouchra Boudchiche marcó el inicio de un cambio silencioso, pero firme.
“Cuando llegué, nadie sabía que la embajada existía. Estaba abierta desde hacía cuatro años, pero era como si fuera invisible”, recuerda la diplomática.

Más allá de la falta de visibilidad, el principal obstáculo era político. “No podíamos avanzar si se negaba una parte esencial de nuestro territorio”, explica. La situación empezó a cambiar cuando, desde el propio gobierno panameño, surgió una nueva lectura del contexto internacional y del interés nacional.
“No fue una concesión a Marruecos. Fue una decisión soberana. Me lo dijeron claramente: ‘Esto no nos beneficia como país, hay que cambiar’”.
Marruecos, un modelo que no depende del petróleo
A diferencia de muchos países de su región, Marruecos no ha basado su desarrollo en la riqueza energética. Sin petróleo ni gas, ha apostado por una visión a largo plazo, con planes que se proyectan a 15 o 20 años.
El país se ha transformado en referente africano en sectores como la automoción, la energía renovable y la industria aeronáutica. “Hoy somos el primer exportador de automóviles de África. Lo hicimos con estrategia, no con recursos naturales”, señala la embajadora.
Pero el desarrollo marroquí no es únicamente económico. En el centro está el factor humano: jóvenes, mujeres, comunidades rurales y pueblos originarios. Desde programas de reinserción en cárceles hasta cooperativas femeninas o institutos técnicos amazigh, el enfoque es integral.
“La seguridad no es solo policial. Se construye desde la inclusión y la dignidad. Si un joven tiene oportunidades, no se convierte en un problema para su país. Se convierte en una solución”.

La cultura como herramienta de diplomacia
Una de las apuestas más notables de la embajada ha sido la diplomacia cultural. Con eventos públicos, exposiciones y espacios como la Biblioteca Mohamed VI en el Parlatino, Marruecos se ha hecho visible sin necesidad de discursos políticos.
“La cultura habla por sí sola. Cuando la gente ve quiénes somos, lo que valoramos, ya no hace falta convencer a nadie”.
Una alianza con visión de futuro
Desde noviembre de 2024, ambos países trabajan sobre una base sólida: una declaración conjunta y una hoja de ruta que incluye cooperación en agricultura, turismo, formación profesional y administración penitenciaria.
Panamá, con su estabilidad institucional y su ubicación estratégica, se presenta como un aliado ideal para Marruecos en América Latina. La visión es clara: hacer de este país un puente hacia la región para el comercio, la inversión y el diálogo intercultural.
“Nuestros empresarios quieren invertir aquí. Vemos a Panamá como una plataforma regional, pero también como un socio con quien crecer de forma conjunta”.
La clave del modelo marroquí, según la embajadora, está en la continuidad: “En América Latina, los gobiernos piensan en periodos de cinco años. Nosotros trabajamos con proyectos de país. Corregimos lo que está mal, pero no destruimos lo que funciona”.
Un camino compartido
Bouchra Boudchiche no se considera una embajadora que viene a vender una imagen. “No vine a vender Marruecos. Vine a mostrarlo. Y en el camino descubrí cuánto podemos construir juntos”.
Ese “juntos” hoy se materializa en una relación bilateral renovada, que deja atrás décadas de frialdad y se proyecta hacia un futuro compartido, donde el desarrollo humano, la estabilidad y la cooperación real sean el eje de una nueva diplomacia.

Fuente: entrevista realizada por el magazine Investor Lifestyle.
Adaptación editorial: El Periódico Marroquí.