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Feijóo promete un cordón sanitario a Bildu… pero abre la puerta al Frente Polisario

La contradicción del líder del PP genera críticas internas y alimenta el debate sobre el doble rasero político.

Durante el reciente Congreso del Partido Popular, su presidente, Alberto Núñez Feijóo, reiteró su intención de aplicar un cordón sanitario exclusivamente a EH Bildu. Según el líder conservador, se trata del “único partido” que merece ese aislamiento por “no haber pedido perdón ni haber aclarado su pasado con ETA”.

“Solo habrá cordón sanitario a Bildu, al menos mientras no pidan perdón”, afirmó Feijóo ante los asistentes, subrayando una postura firme frente a la izquierda abertzale.

Sin embargo, esta declaración ha sido rápidamente cuestionada tras conocerse que el PP invitó al mismo congreso a representantes del Frente Polisario, movimiento separatista armado que figura en varias listas internacionales como organización de carácter terrorista, y que a lo largo de los años ha sido señalado por actos violentos y vínculos con redes extremistas en el Sahel.

La contradicción ha levantado una ola de críticas, tanto desde sectores políticos como dentro del propio PP. “Es difícil entender cómo se margina a una formación política española, mientras se da visibilidad a un grupo extranjero con antecedentes violentos y una historia de desestabilización regional”, afirma Pedro Ignacio Altamirano en una opinión enviada a nuestra redacción.

Para muchos analistas, la estrategia de Feijóo busca proyectar una imagen de líder moderado y responsable, capaz de gobernar sin depender de Vox y con una agenda internacional abierta. Sin embargo, esta apertura al Frente Polisario —considerado terrorista por varios actores regionales, entre ellos Marruecos— genera un serio problema de coherencia política.

Dentro del PP, algunas voces en privado reconocen el malestar. Mientras se justifica el aislamiento de Bildu por su pasado vinculado a ETA, se evita aplicar el mismo criterio al Frente Polisario, organización responsable de ataques armados y de tensiones persistentes en el Magreb.

Feijóo se enfrenta así a una pregunta fundamental: ¿puede defender la unidad nacional excluyendo a partidos españoles y a la vez tender la mano a grupos extranjeros con historial violento?

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