Cultura

Extinción en tiempo real: la otra catástrofe que estamos ignorando

Opinión | Por Jesús Antonio Fernández Olmedo

Toda la alteración climática que estamos viviendo —y que se achaca a un supuesto crecimiento económico que se confunde con la felicidad— pone al ser humano como máximo responsable.

Hoy, nuestras acciones están impidiendo las migraciones de aves, animales terrestres y acuáticos. Los incendios, la deforestación, la desaparición del fitoplancton —que nos permite respirar— son sólo algunos ejemplos de cómo estamos destruyendo los ciclos de vida del planeta.

Estamos presenciando, por primera vez en la historia, un genocidio en Gaza en tiempo real. Y al mismo tiempo, otro genocidio silencioso: la eliminación de la biodiversidad, con la extinción progresiva de animales y plantas.

Esto es demasiado grave como para quedarnos de brazos cruzados.

Desaparecen las mariposas. Los ríos alcanzan su punto crítico. Los animales migran en espacios cada vez más limitados, donde ya no pueden reproducirse ni vivir a su manera. La vida salvaje se reduce, se asfixia, se borra.

Por poner un ejemplo acuático: las ballenas defecan constantemente, y eso permite que aparezca el fitoplancton, que genera más del 50 % del oxígeno que respiramos. Si las ballenas dejan de migrar porque los mares están cada vez más cálidos, habrá menos fitoplancton… y por lo tanto, menos oxígeno.

¿Aún creemos que el ser humano está separado del mundo animal y vegetal?

En este contexto, multimillonarios planifican «viajes a otros planetas», como si el dinero pudiera ser comestible. Alimentan quimeras, se refugian en falsas soluciones.

En las próximas elecciones, sería mejor votar por un simio espalda plateada antes que por alguno de estos locos que están destruyendo el planeta «en aras de la prosperidad y la seguridad de todos».

Estos son malos augurios para los tiempos actuales. Y simplemente, no se ve un mañana.

Mientras avanza esta extinción y la locura colectiva global, todavía hay personas que sólo piensan en qué color poner en su cocina.

Cada vez hay más zombis en nuestras calles y plazas, y menos humanidad. Y esto se está acelerando.

Pienso que, en algún momento, el género humano tendrá que echar marcha atrás. Tendrá que hacerse preguntas sencillas, que lo lleven al compromiso con los demás y a una vida más simple.

Mientras tanto, los que aún tengan la cabeza en su sitio deben empezar ya.

Este artículo ha sido publicado originalmente como tribuna de opinión por Jesús Antonio Fernández Olmedo, adaptado mínimamente para su difusión en El Periódico Marroquí.

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