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Mohamed VI: Cuando el silencio de un rey dice más que los rumores de un periódico

En los últimos días, una nueva campaña mediática contra el Reino de Marruecos ha intentado instalarse, esta vez desde las páginas de un diario francés, Le Monde. Bajo el disfraz de una investigación, el artículo titulado «Una atmósfera de fin de reinado para Mohamed VI» sugiere, con insinuaciones cuidadosamente redactadas, la imagen de un país debilitado y de un rey que estaría al margen del poder.

Detrás de este relato ambiguo, lo que se percibe claramente es la vieja obsesión de ciertos medios occidentales por cuestionar la estabilidad marroquí cada vez que el Reino avanza con confianza y sin pedir permiso. Marruecos no responde a agendas ajenas, ni se deja definir por la opinión de quienes observan desde lejos. Y eso molesta.

El estilo de gobierno de Mohamed VI no se basa en la sobreexposición, sino en los hechos. No busca titulares, sino resultados. Desde hace 26 años, el monarca encarna una visión firme, una continuidad estratégica y una transformación profunda del país. La estabilidad institucional, el desarrollo social y el posicionamiento regional de Marruecos no son fruto del azar, sino de una dirección serena y clara. ¿Dónde está entonces la “atmósfera de fin de reinado”? Solo en la imaginación de quienes necesitan fabricar crisis para seguir siendo relevantes.

Hablar de incertidumbre en Marruecos mientras el país sigue afirmándose como un actor clave en África y el Mediterráneo, es simplemente desconectarse de la realidad. Es negar la evidencia de un Estado moderno, sólido, con instituciones que funcionan y con una visión a largo plazo liderada por una monarquía activa, moderna y profundamente enraizada en la historia de su pueblo.

A quienes pretenden interpretar el silencio real como señal de debilidad, les respondemos con serenidad: el poder no siempre necesita alzar la voz. A veces, el silencio de un líder firme vale más que mil discursos vacíos. Y en Marruecos, ese silencio está lleno de acciones concretas, de resultados visibles, de estabilidad en tiempos convulsos.

Marruecos avanza. Con dignidad, con confianza, con un liderazgo que no necesita justificar su legitimidad. Y ningún artículo basado en especulaciones cambiará eso.

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