Marruecos, en la vía nuclear con garantías internacionales
Marruecos da un paso decisivo en su ambición energética al recibir la certificación más alta del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que confirma su cumplimiento con el Tratado de No Proliferación Nuclear. Este reconocimiento legitima aún más los planes del Reino para desarrollar capacidades nucleares pacíficas, incluida la posible construcción de una central atómica.
La Agencia Marroquí de Seguridad Nuclear y Radiológica (AMSSNuR) anunció recientemente que el OIEA ha otorgado a Marruecos el máximo nivel de garantía en materia de salvaguardias nucleares. Se trata de un respaldo de alto valor simbólico y técnico, que demuestra no solo el compromiso del país con la transparencia, sino también la solidez de su infraestructura regulatoria y su respeto riguroso por los compromisos internacionales.
Este logro es el resultado de años de trabajo en el marco del Acuerdo de Salvaguardias Amplias y su Protocolo Adicional, acuerdos firmados por Marruecos en 1975 y 2011 respectivamente. Según AMSSNuR, esta certificación refleja la cooperación efectiva entre las distintas entidades nacionales implicadas en el desarrollo de un marco nuclear seguro y conforme a los estándares globales.
Desde una perspectiva geopolítica, este avance tiene múltiples lecturas. Por un lado, posiciona a Marruecos como un país emergente en el uso civil de la energía nuclear, comprometido con su desarrollo sostenible y con la cooperación Sur-Sur. Por otro, pone de relieve la voluntad del Reino de no depender exclusivamente de fuentes fósiles y de diversificar su mix energético.
La ministra de Transición Energética, Leila Benali, ya había señalado en Viena, durante una conferencia internacional en septiembre pasado, que Marruecos quiere utilizar la tecnología nuclear como herramienta de desarrollo, particularmente en ámbitos como la producción de agua potable mediante reactores nucleares de tamaño pequeño y mediano, una iniciativa innovadora en el continente africano.
En mi opinión, esta certificación no solo avala el progreso técnico de Marruecos, sino también su madurez diplomática en un contexto internacional cada vez más exigente en materia de control nuclear. La verdadera pregunta ahora es si Marruecos logrará traducir esta validación en proyectos concretos que beneficien directamente a su población y a su entorno regional.