Entre ambigüedades y contradicciones: El PJD y el peligro de relativizar el separatismo
Las recientes declaraciones de Abdellah Bouanou, líder del grupo parlamentario del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), han generado controversia. En un momento donde la unidad nacional frente a las amenazas separatistas exige claridad y firmeza, Bouanou opta por una vía ambigua: niega que el Frente Polisario sea una organización terrorista y los califica de “marroquíes equivocados”. Un lenguaje suave, casi paternalista, que choca con la gravedad de los hechos y con las expectativas de una ciudadanía cansada de discursos que no dicen lo que realmente piensan.
Este no es un desliz aislado. Forma parte de una línea discursiva que el PJD ha mantenido durante años: hablar sin mojarse, apoyar sin comprometerse, criticar sin proponer. En cuestiones esenciales como la integridad territorial, la defensa de la soberanía o la seguridad nacional, el partido islamista ha demostrado una tendencia preocupante a evitar el conflicto ideológico directo, adoptando una postura de neutralidad que no siempre es inocente.
El Polisario lanza proyectiles, desafía las fronteras, ataca la legitimidad del Reino. Y el PJD responde con matices, llamándoles “hermanos confundidos”. ¿Qué mensaje envía esto a la población del sur, a los soldados en el terreno, a la comunidad internacional?
El problema va más allá de Bouanou. El PJD, desde que fue relegado del poder, parece oscilar entre la oposición pasiva y una nostalgia de gobierno sin autocrítica. En lugar de renovarse y asumir con responsabilidad su rol actual, se aferra a una retórica populista, intentando agradar a todos y descontentando a muchos. En temas de política exterior, especialmente en lo que concierne al Sáhara, esta ambigüedad se vuelve peligrosa.
¿Puede un partido que no llama las cosas por su nombre ser tomado en serio en un contexto geopolítico donde la claridad es poder? ¿Puede quien titubea ante un enemigo evidente aspirar a liderar de nuevo?
La defensa de la nación no puede depender de cálculos partidistas. Y la coherencia ideológica no es opcional cuando se trata del futuro de nuestro territorio.